TARIFAS VS INTELIGENCIA

Los aumentos de producción, y por ende la modificación e imposición de las tarifas salvo por modificaciones técnicas que lo permitan, suelen ser injustas e injustificadas.

 

La fórmula para ello es el convenio colectivo, ya que tiene un dañino artículo, que nunca entenderemos porque se traga con él, que permite el aumento de las tarifas de modo arbitrario por parte de la empresa siempre que no se supere el 10%.

 

Otra fórmula empleada para la consolidación de ciertas tarifas, es la propia estupidez de algunos trabajadores, que no se sabe porque motivo hacen de su trabajo una competición, a costa de incrementar su ritmo de trabajo, su seguridad y su propia fatiga, y cuando les piden noventa puntos en actuación se van por encima de los cien. Últimamente vemos como esta competición insana y estúpida se está dando entre distintos equipos. De locos.

 

Este proceder no pasa desapercibido para los Cronos, ni para nadie con dos dedos de frente, y la regla a aplicar es sencilla, si llegan mucho más de lo establecido como “lógico” es que se les puede exigir más, para cobrar lo mismo.

 

El problema de las tarifas es algo que afecta a todos talleres, vemos como los incentivos se recortan año tras año, y ni si quiera pasan por la comisión de organización al ser recortes menores a ese diez por ciento.

También vemos como los que si superan el diez por ciento, a veces se justifican con recortes en tiempos “gracias a ideas” que algún trabajador aporta, vergonzoso tenerse que ganar una posición preferente ante la jerarquía del taller, a base de precarizar su propio puesto de trabajo y el de sus compañeros.

 

Esta sección sindical siempre ha pedido a los compañeros que se respeten escrupulosamente los métodos operatorios y demuestren con su trabajo que la avaricia productiva no tiene cabida en unos ritmos de trabajo más que abusivos para el personal.

 

Es responsabilidad de todos no permitir que nos impongan unas tarifas desmedidas, que por un lado suponen un agotamiento y fatiga extremos y por otro la no creación de empleo, al realizar más cantidad de producción con la misma plantilla. Estas prácticas dan como resultado el aumento de accidentes y de lesiones.

Una persona joven y recién incorporada puede llegar a realizar esas producciones de manera puntual, pero la experiencia nos demuestra que seguir esos ritmos de manera continuada, bien por una tarifa excesiva o por hacer méritos con producciones más altas, lleva a lesiones musculoesqueléticas, stress continuado y al deterioro de la salud en todos sus aspectos. Algo inasumible durante décadas de vida laboral.

 

Gran parte de cómo han de ser las condiciones en las que trabajamos, están en nuestras manos.

 

Una vez más… Salud y acierto.

Valladolid  1 de septiembre de 2020

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