NADA QUE CELEBRAR

Otro año más llega el primero de Mayo, un día que no conmemora ninguna fiesta y que de nuevo ha de convertirse en un día de reclamación, denuncia y lucha. La clase trabajadora, las clases populares, los colectivos sociales más desfavorecidos, mujeres, migrantes, juventud, personas mayores, estudiantes, el pueblo, sufrimos en primera línea la explotación laboral y social, el despojo de los derechos más básicos, la exclusión, la precariedad, la temporalidad, la marginación, el paro… en un sistema capitalista sostenido y gestionado por los gobiernos y políticos profesionales, la patronal, las grandes multinacionales y el sindicalismo institucional que nos vende miserablemente por meras migajas. Están degradando y recortando todo tipo de derechos. Los laborales y sindicales a través de esa infame reforma del PP, que se suma a la rémora de los anteriores gobiernos del capital. Con la colaboración de Jueces e inspección de trabajo que mira hacía otro lado. Los Sociales con el ataque directo a las libertades, léase Ley Mordaza. Los humanos, sólo hace falta mirar hacia las distintas fronteras y el trato hacia las personas por parte de los estados. Con el consiguiente aumento de grupos racistas, xenófobos y fascistas. El capital lo quiere todo, no le basta con la fuerza del trabajo y la plusvalía que se genera, quiere sacar réditos de la salud, educación, transporte y servicios esenciales. Multinacionales como Michelín que sólo aspiran a generar dinero para sus accionistas capitalistas, a costa de nuestra salud, de nuestro esfuerzo y la pérdida de las relaciones sociales y familiares. Multinacionales que las importa un pito la conciliación, el medioambiente o la violencia de género, que lo utilizan como simple marketing social. Estas empresas que un buen día dicen “me marcho” aunque generen beneficios, pues quieren más y más, sólo ver el caso de Dulciora, Lauki, Grupo Vocento… Estas políticas empresariales que se apoyan en sindicatos corruptos perpetuados en el mamoneo y el interés propio, que siembran el descrédito de lo que es el sindicalismo de clase. Una clase obrera acomodada, que piensa que con ellos no va el tema, hasta que se dan la ostia. En fin mucho por lo que pelear, mucha solidaridad por construir.
1º de Mayo, Obrero y Libertario
Valladolid, 27 de abril de 2016
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